Hay un libro que adoro y que le hace mucha gracia a mi hija. Es bastante conocido por las repercusiones que ha tenido. Es un libro alemán que El Centro Editor de América Latina tuvo el excelente tino de publicar en Argentina y que no suele generar "medias tintas".
Hay detractores que parten del supuesto que es "cochino", "no enseña nada" y no sirve porque solo destaca lo escatológico como concepto.
Yo estoy en desacuerdo con esos argumentos. En primer lugar, no sabía que la literatura debía, como obligación, enseñar algo (¿Qué habrá aprendido usted leyendo "Memorias de una princesa rusa", ah?). En segundo lugar, creo que lo escatológico, solo por la escatología misma, es un recurso bastante llano y pobre. Pero si apelamos a él como medio de humor y de la mano del humor vamos un paso más allá como puede ser pensar en el otro, en nuestros actos y en cómo afectan a los demás, creo que estamos hablando de algo más importante.
El gran tema del "Topito Birolo y de todo lo que pudo haberle caído en la cabeza" está relacionado con algo que no se dice... pero se ve. En ningún momento del texto se dice qué es lo que cayo en la cabeza del Topito. Las paráfrasis y los eufemismos ("eso", "la salchicha que no era salchicha", etc.) viene a evitar una censura en la palabra que la imagen sí se permite. De ahí el efecto humorístico. No podemos decirlo. Pero lo vemos... ¡Y cómo!
El tema del Topito es la búsqueda de un equilibrio quebrado porque alguien "se hizo" (sigue el eufemismo) en la cabeza del pobre Topo. ¿No tiene el pobre Birolo razón en indignarse cuando alguien literalmente "se hace en su cabeza"?. ¿Qué haríamos nosotros en semejante situación?
Topito toma el toro por las astas, comienza una investigación que culmina con la identificación del culpable y la venganza, a la medida de su tamaño, restablece el orden normal de las cosas.
Los detractores del cuento pensarán que no hay enseñanza positiva, que se fomenta "el ojo por ojo" y que hay mejores formas de educar a nuestros niños.
Y ahí reside el GRAN problema "Del Topito Birolo y de todo lo que puede haberle caído en la cabeza".
Es un libro. No un manual de valores.
Para formar seres éticos no creo que baste con leer libros con moraleja.
Quizás baste con leer libros, muchos libros, de muchos tipos. En familia, con amigos, en soledad. Leer incluso los libros que no enseñan nada pero nos hacen reír.
Para lo que no se espantan y quieren leer el libro completo, ahí va:
"Del Topito Birolo y de todo lo que pudo haberle caído en la cabeza"
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